Se trataba de un individuo extraño aunque, cuando lo aprensaron, los forenses que lo examinaron aseguraron que no tenía rasgos psicóticos evidentes.
La característica principal de sus asesinatos era siempre la misma: agarraba a sus víctimas por el cuello y las asfixiaba, al tiempo que les infligía heridas con sus afilados dientes y, seguidamente, bebía su sangre caliente, lo que le provocaba la eyaculación.
Su primera víctima fue una adolescente de catorce años llamada Johanna Motta. La joven salió a hacer unas compras a una aldea vecina durante una mañana de diciembre y no volvió a casa.
Pocos días después se descubrió su cadáver tendido al lado del vamino. Se encontraba totalmente desnuda y su cuerpo se hallaba horriblemente mutilado, incluso le habian llenado su boca de tierra. Los dientes del criminal le habían desgarrado los muslos, le habian arrancado los intestinos y los genitales.
El siquiente verano una mujer joven y madre de familia salió a trabajar al campo de su propiedad. Al anochecer no regresó a su hogar. Todos se pusieron a buscar a la mujer de 28 años, muy querida en la región y cuando encontraron su cadáver totalmente desnudo pudieron ver horrorizados cómo su cuerpo estaba mutilado, en su cuello se veían también rastros de una correa y, al examinar la policía más de cerca el cuerpo, pudieron percatarse de que unos dientes, posiblemente humanos, habían desgarrado su abdomen con eñ propósito de extirpar sus intestinos.
Pocos días después una joven de 19 años, Maria Previtali, salió al campo para ir a trabajar cuando observó que su primo Verzeni la sequía. Maria, aunque confiaba en su pariente, se asustó. Corrió, pero su primo, un joven de 22 años y fuerza superior, la agarrño del cuello y la tiró al suelo, Forcejeron y la muchacha logró librarse del asesino, al que primero amenazó y luego rogó para que la dejara, lo que, increiblemente, Verzeni hizo.
Maria aviso a las autoridades y estas aprensaron al criminal.
Se le sentenció a cadena perpetua, Verzeni aceptó tranquilamente el veredicto y aseguro que, si algún día volvía a salir a la calle, volvería a hacer lo mismo con las mujeres que encontrara.
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