VAMPIROS

Si hay en el mundo una historia acreditada, es la de los VAMPIROS. No les hace falta nada: testimonios orales, certificados de personas notables, de cirujanos, de curas, de magistrados. La evidencia juridica es de las mas completas. Con todo, ¿quien cree en los vampiros? ¿seremos todos condenados por no haber creído en ellos?

J.J Rousseau

2.15.2010

Gilles de Rais

Gilles de Rais fue un noble y asesino en serie francés del siglo XV que luchó en los años finales de la Guerra de los Cien Años junto a Juana de Arco, a la que siguió y en la que creyó siempre.



En esta guerra se fue pocisionando hasta convertirse en mariscal mientras iba haciendo una gran fortuna. La buena fama que lo represento en el combate contra los ingleses se vió casi perdida por las atrocidades que cometió cuando se retiró de las labores militares. Es posible que las acciones que realizó tengan que ver con una mentalidad psicópata originada en su infancia. Asesinó a centenares de niños en su castillo acompañado de una macabra corte formada por brujos, alquimistas, videntes, adoradores del diablo.

Era culto, aunque no reflexivo, ávido de riquezas pero más despilfarrador. Desde este momento se entrega a los más locos dispendios para satisfacer sus más caros caprichos. Gilles de Rais tenía pasión por todas las artes, especialmente por la música. Se exacerbaba con los cantos gregorianos llegando al éxtasis. Si oía decir que se había escuchado una hermosa voz, no descansaba hasta conseguir llevar a su servicio a quien la poseía, por muy lejos que estuviera, como los cantores contratados en Poitiers, André Buchet, de Vannes y Jean de Rossingol, de La Rochelle, a quienes pervirtió haciéndoles partícipes de sus orgías y crímenes.

Aunque tambien para volver a recuperar su fama se volvió bastante generoso, ayudando a cualquiera que se presentara en su castillo, ademas de dar grandes banquetes y presentaciones teatrales, que eran tan esplendidas que le hizo perder gran parte de su fotuna.

Gilles de Rais cae en manos de un embaucador, Prelati, que le prometió grandes riquezas que prodría obtener gracias a la magia negra. Prelati asegura a su señor que, en una de sus invocaciones, ha visto cerca de él al demonio, pero que esta aparición fantástica se desvaneció sin que hubiera podido pronunciar palabra alguna. El crédulo mariscal tenía un pánico atroz al diablo aunque nunca lo veía, hizo caso de Prelatti, con quien tenía una relación homosexual, y mandó que se redoblasen los ensalmos y los conjuros. En otras ocasiones Prelatti salía herido después de una de sus invocaciones, que siempre se relizaban en un cuarto escondido, causando en Gilles más pánico.

Llegó a utilizar varias de sus posesiones (no sólo el castillo de Tiffauges) para cometer sus crímenes, como el castillo de Machecoul, el de Champtocé y la casa de la Suze.

Una vez se aprovechó de unos niños que eran mendigos y que fueron a pedir limosna inocentemente a su castillo. Gilles los violó y desmembró. A algunos los violó ya muertos y con las entrañas al aire. Una vez muertos los abrazaba fuertemente y deliraba; en otras ocasiones se reía ante los últimos extertores del niño y muchas veces cortaba la vena yugular haciendo brotar la sangre, causándole gran placer.

En algunas ocasiones cuando asesinaba a una de sus víctimas se arrepentía y juraba partir hacia Tierra Santa para redimir sus pecados, pero al poco tiempo volvía a cometer las mismas atrocidades.

Durante los ocho años de terror, Gilles parecía no vivir en un mundo real, rodeado de gran fastuosidad y como si no se diera cuenta de las brutales acciones que llevaba a cabo. Según contó en el juicio que se le hizo, junto con su grotesca corte, cortaban las cabezas de varios niños recién muertos y hacían competiciones para elegir los rostros más bellos. Las cabezas eran ensartadas en picas y las iban calificando. Se llegó a contar que estas calificaciones las firmaba el mismo demonio.

Todo esto termino cuando el obispo de Nantes, Jean de Malestroit, investigó las desapariciones de Bretaña y vio que no eran casuales. Malestroit descubrió los crímenes gracias al hecho de que en plena depresión Gilles vendió uno de sus últimos castillos.

Fue encerrado en una prisión acomodada por su condición de noble. Se declaró al principio inocente, pero en uno de los trastornos de personalidad que ya sufría de años atrás, rectificó y se declaró culpable quedando muy arrepentido de lo que había hecho el día 15 de octubre y finalmente el día 22 ante los jueces eclesiásticos, comandados por el obispo de Saint-Brieuc, documentó todos los asesinatos y las vejaciones que practicaba a los niños (de entre 7 y 20 años), actuaciones pedófilas, rasgaduras, colgamientos del techo por ganchos, decapitaciones, etc. Dijo que hasta había bebido la sangre de los niños, incluso cuando estos aún estaban vivos, que "necesitaba aquel goce sexual" y que escribió un libro de conjuros con la supuesta sangre de los asesinados.
Se llegaron a constatar 200 víctimas aunque probablemente fueran muchas más. Fue condenado por asesinato, sodomía y herejía.

3 comentarios:

Bigotito dijo...

Ahi si ... que hijoputa que fue este tio ... de este hombre se inspiraron para hacer " Barba Azul" ( mi cuento de hadas favorito).

daniel.elruso dijo...

Oww, menuda historia la de Gilles, uff!! que crudo!

Solei Dantés dijo...

dios >.<
que cosa tan extrema!